Miguel Gómez «El comportamiento de los trabajadores es la base de la cultura preventiva»

¿Quién es Miguel Gómez Pardo? ¿Cuál es su relación con la Seguridad y Salud?

Nací en Barcelona en 1971 y resido en la provincia de Tarragona desde 1987. Soy Licenciado en Química Industrial por la Universitat Rovira i Virgili. Técnico Superior en Seguridad en el trabajo, Higiene Industrial y Ergonomía y Psicosociología Aplicada, Auditor interno de Sistemas de Gestión OHSAS 18001 por AENOR y Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales por AEPSAL. Actualmente estoy finalizando el Master en Dirección y Gestión de Empresas (MBA) en la Universitat Rovira i Virgili.

Profesional de la Seguridad y Salud desde el año 2000, tras una breve incursión en un servicio de prevención ajeno, he desarrollado casi la totalidad de mi carrera en servicios de prevención propios o mancomunados de distintos sectores pasando por la industria papelera, la industria auxiliar del automóvil y la producción de energía eléctrica. En 2008 me incorporé a ANAV ocupando el puesto de Jefe de Prevención Técnica en la Central Nuclear Ascó.

He publicado varios artículos técnicos en revistas y webs especializadas tanto de España como de Latinoamérica y he participado como ponente en varios congresos y jornadas del sector. He participado también como experto en 2 misiones internacionales de WANO (World Association of Nuclear Operators) en instalaciones nucleares europeas.

¿Cómo se organiza la prevención de riesgos laborales en una central nuclear? ¿Qué medios humanos destina la entidad a su organización preventiva?

Una central nuclear es un emplazamiento singular con características y riesgos singulares pero con un foco común en todas y cada una de nuestras actividades, la seguridad. Por ello, nuestra organización está diseñada de cara a poder afrontar con garantías cualquier aspecto que pudiera tener afectación a la seguridad en cualquiera de sus vertientes. Desde el punto de vista de la organización preventiva ANAV cuenta con un Servicio de Prevención Propio, con todas las especialidades asumidas y donde cada uno de los dos emplazamientos productivos, CN Ascó y CN Vandellós II, cuenta con una unidad organizativa de Prevención Técnica dotadas por varios técnicos de prevención y una de Salud Laboral dotadas con un médico especialista del trabajo y varios profesionales de enfermería. Además, y dada la singularidad de nuestra realidad y de la normativa asociada al mundo nuclear, contamos también con unidades organizativas específicas para la Protección Contra Incendios, incluyendo una brigada de bomberos propia, la Protección Radiológica o la Gestión de las Emergencias.

Pero más allá de los recursos humanos que la organización pone al servicio de la seguridad y la prevención, partimos de la base de que el elemento más importante en una organización es la cultura preventiva y que ella va a ser la que dictamine cuán excelentes o no vamos a ser.

La actividad de la Central Nuclear de Ascó, es de especial peligrosidad. En este sentido, las instalaciones y procesos intrínsecamente seguros son de gran importancia en su actividad, pero… ¿el seguimiento escrupuloso de instrucciones, normas de seguridad, etc. son claves también para trabajadores y contratistas? ¿Cómo es la cultura de seguridad en CN Ascó?

Nuestra cultura de seguridad ha de ser nuestro activo más importante, nuestro “core business”. Nuestra actividad está unida de forma permanente a la seguridad y por ello, todas las actuaciones de todos nuestros profesionales han de estar alineadas conforme a ello. El mundo nuclear tiene elementos y herramientas de evaluación de cultura de seguridad robustos, que nos permiten hacer medición y seguimiento de esta cultura respecto a estándares de excelencia. Podemos decir, a la vista de los indicadores que el camino emprendido hace casi una década con el Plan PROCURA está dando sus frutos y nuestra cultura de seguridad progresa adecuadamente, pero precisamente porque los aspectos culturales son volubles, nuestro mayor esfuerzo se centra en robustecer continuamente esta cultura y huir de la complacencia que los avances pudieran conllevar.

Una parte importante de esta cultura de seguridad es cómo se comportan los profesionales que trabajan en nuestros emplazamientos, qué prácticas de trabajo siguen, qué nivel de seguimiento de las normas y expectativas cumplen… en definitiva, cual es nuestra manera de trabajar. Ello comporta una determinada manera de hacerlas y un determinado nivel de exigencia que como organización nos autoimponemos. El nivel de seguimiento de estas normas y expectativas son monitorizadas de manera permanente por el Servicio de Prevención, dado que son los precursores de los futuros incidentes y los que nos indican hacia dónde camina nuestra cultura preventiva.

¿Es el comportamiento de trabajadores una pieza clave en la cultura preventiva? ¿Porqué?

No sólo es clave. En mi opinión es la base de la cultura preventiva. Siempre decimos que lo que hace segura una central nuclear son sus profesionales. Por ello, nosotros acuñamos el término Profesional Nuclear para referirnos a lo que esperamos de todos y cada uno de los trabajadores que colaboran con nosotros y que no es más que aquellos que entienden la responsabilidad de trabajar en la industria nuclear y que anteponen la seguridad en todos y cada uno de sus actos. Y ello afecta a todos, desde la alta dirección hasta todos y cada uno de nuestros contratistas. La cultura se traduce y se manifiesta en una determinada manera de hacer las cosas. Tenemos el convencimiento de que corrigiendo y erradicando las desviaciones en el seguimiento de normas y expectativas y los actos inseguros y reforzando y consolidando buenas prácticas de trabajo a través de una supervisión efectiva de la línea de mando se conseguirá una cultura preventiva robusta

¿Han implantado en CN Ascó programas de Seguridad Basada en el Comportamiento? ¿Qué elementos han sido determinantes en CN Ascó para que el Programa de SBC funcione?

Nuestro sistema de gestión a día de hoy gira en torno a los comportamientos. El ciclo que hace que llevemos adelante un escenario de mejora continua se basa en la observación de comportamientos, en su medición y en sus planes de acción asociados. No tenemos dudas de que el camino para erradicar los accidentes es el de eliminar sus precursores, y éstos principalmente son los actos inseguros, las malas prácticas de trabajo o la deficiente preparación de los trabajos a realizar. Y es en estos puntos, traducidos en normas y expectativas para todos, en los que basamos nuestros programas de observación de tareas.

Hay dos aspectos que han supuesto un salto de calidad importante en que el programa de SBC día a día nos siga aportando mejoras:

  • el primero de ellos, el convencimiento y la interiorización de la organización, de la alta dirección y de los mandos intermedios de que el camino de la mejora preventiva pasa por mejorar los comportamientos y que los indicadores de comportamiento que aportamos son útiles. Ello ha hecho que los planes de acción asociados sean dirigidos y tutelados por ellos, ayudando a una integración real de la prevención y a una mejora en la ejecución de los trabajos.
  • el otro factor de éxito ha sido la implantación y la puesta en servicio del Simulador de Factores Humanos como herramienta formativa innovadora donde entrenar y perfeccionar la manera de ejecutar los trabajos, aplicando las técnicas de prevención del error humano desarrolladas. Esta herramienta nos permite cerrar el círculo de la gestión del programa de SBC potenciando aquellos aspectos detectados en la observación que necesitan y merece mayor refuerzo, tanto a nivel de ejecución como de intervención por parte de supervisores y mandos intermedios.

¿Este programa lo han extendido a las empresas contratistas y subcontratistas?

Sí. ANAV siempre ha dirigido sus Planes de Actuación y sus estrategias en materia preventiva tanto al personal propio como al personal contratista. Entendemos que hay una única seguridad y no niveles de tolerancia distintos para unos y para otros. Prueba de ello, es que el objetivo anual estratégico nº1 de ANAV es la reducción paulatina del índice de Frecuencia General, que incluye accidentes con y sin baja tanto de personal propio como de empresas colaboradoras. Tanto el Plan de Actuación en materia de Prevención y Salud Laboral actual (2016-2020) como los anteriores siempre han contado con acciones específicas y concretas de acompañamiento y tutela de las empresas colaboradoras, teniendo éstas, sin duda, buena parte del mérito de la importante reducción de la accidentalidad en nuestros emplazamientos en los últimos años.

CN Ascó, es tractora en el ámbito de la Seguridad y Salud de sus empresas auxiliares. ¿Cómo desarrollan esa labor, función y “responsabilidad” tractora ? ¿Se desarrolla en un entorno de colaboración y participación de las empresas auxiliares?

Dentro del sistema de gestión del que hablamos, en que tras una primera fase de observación de tareas, hay unos indicadores asociados, hay también unos planes de acción a aquellas empresas colaboradoras que no han obtenido unos indicadores de comportamiento lo suficientemente buenos. Es ahí donde ANAV tutela, a través de los distintos responsables de contrato, dichos planes de acción con plena colaboración, tanto a la hora de diseñar los planes como de ejecutarlos, como de establecer los objetivos de mejora. Entendemos que el éxito de estos planes redunda en beneficio de todos y por tanto, son una responsabilidad conjunta el llevarlos adelante de forma exitosa. De la misma manera, y siendo coherentes con este espíritu y con el objetivo de la mejora continua de la cultura de seguridad, los programas de formación y entrenamiento en el Simulador de Factores Humanos incluyen a todo el personal contratista permanente.

Las paradas de la Central Nuclear concentran en muy poco tiempo, con frecuencia 30-40 días, un volumen importante de actividades de mantenimiento. ¿Cómo se gestionan estas paradas en materia de Seguridad y Salud? ¿Qué solución innovadora o tecnológica han implantado para asegurar una gestión eficaz en PRL de los trabajos?

Las paradas por recarga de combustible son cada año el hito más relevante desde el punto de vista preventivo. Cada reactor necesita parar cada 18 meses para recargar una tercera parte del combustible nuclear y acometer las tareas de mantenimiento y la implantación de modificaciones de diseño que no pueden ser llevadas a cabo durante la operación normal. Para hacernos una idea de la magnitud del reto, en estos aproximadamente 30 días se concentran del orden de 11.000 órdenes de trabajo e intervienen en ella aproximadamente 2.800 trabajadores, 24 horas al día, 7 días a la semana. En el caso de CN Ascó, al tener 2 reactores, supone un promedio de una parada cada 9 meses. Huelga decir que el objetivo de cada parada es finalizarla sin accidentes, pero más allá de eso, queremos huir del enfoque reactivo y actuar preventivamente monitorizando otros aspectos basados en el comportamiento (desviaciones en normas y expectativa, actos inseguros, incidentes, observaciones de trabajos realizadas por mandos intermedios, etc…).

No existe una solución mágica para asegurar la gestión eficaz, pero conviene poner los esfuerzos en dos aspectos:

  • la preparación de todos y cada uno de los trabajos que se van a ejecutar. Cada parada comienza muchos meses antes de la desconexión del grupo a la red. Es ahí donde se puede prevenir y anticipar las dificultades o riesgos que puede entrañar.
  • la coordinación de las distintas empresas y unidades organizativas a la hora de ejecutar trabajos en zonas comunes o interrelacionadas, que son la gran mayoría.

Para ellos se crearon equipos multidisciplinares de coordinación y preparación específicos y una unidad organizativa propia para la gestión de todos los trabajos y la elaboración de programas y planes de contingencia.

Desde el Servicio de Prevención, no sólo participamos activamente en la preparación de los trabajos y colaboramos en la coordinación de los mismos, sino que también intensificamos nuestra labora de supervisión, de observadores y de alimentación continua a la organización sobre el nivel de desviaciones en el comportamiento observadas y actos inseguros de cara a poder reconducir, de manera conjunta con sus responsables de contrato, aquellos colectivos que se desvían de lo esperado prácticamente “on line”. Creemos que es nuestra mejor manera de aportar un valor añadido a la organización al dotarlos de la información y la capacidad de respuesta necesaria para llevar cada parada a buen puerto y seguir fortaleciendo nuestra cultura.

Participa en el I Congreso Prevencionar en la mesa “Cultura Preventiva en las empresas; casos de éxito” con la conferencia “El entrenamiento en Factores Humanos”. ¿Puede adelantarnos de qué nos hablará y porqué los asistentes al Congreso no pueden faltar a ella?

Compartiremos nuestra experiencia al abordar el reto de la mejora de la Cultura Preventiva y la manera de enfocarlo a través de los comportamientos desde un punto vista integral y el papel fundamental que ha jugado en ello nuestro programa de entrenamiento en el Simulador de Factores Humanos como herramienta innovadora. Creemos que puede resultar interesante a muchos colegas y si con ello colaboramos mínimamente a que alguien tome ideas o valore un nuevo enfoque para mejorar su Cultura Preventiva habrá valido la pena.

¿Porqué cree que los profesionales del sector de la Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo deben asistir al I Congreso Prevencionar ?

Este I Congreso Prevencionar se presenta como el evento del año en el sector. El elevado número y nivel de ponentes con los que humildemente comparto este evento hace que sea un punto de reunión obligado, donde escuchar ideas, enfoques, iniciativas de las que estoy seguro que todos podemos extraer ideas e iniciativas para nuestras organizaciones. Y por supuesto, es una excelente oportunidad para establecer y fortalecer el networking entre colegas y hacer el colectivo de profesionales de la seguridad y salud más cercano.